

Iban entrando Emiliano Zapata y su hermano Eufemio a la ciudad de México. Era diciembre de 1914. Eufemio se volvió hacia el líder zapatista y le dijo:
"Emiliano, por qué no quemamos ésta silla...".
Zapata se volvió extrañado y le preguntó: "¿La silla presidencial?".
"Sí, porque todo aquel que se sienta en ella se corrompe...".
[Episodio recordado y narrado por el historiador Enrique Semo durante una entrevista que concedió al periódico "El Universal". La misma fue públicada el 20 de noviembre del año 2006]
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Y yo agregaría: ahora imaginen que clase de corrupción producirá, o ha producido, en los que se sientan en ella de manera ilegítima o violenta...
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