Cuando genuinos y encomiables vientos de libertad y cambio soplen por el mundo; las fronteras, las razas, las nacionalidades, las religiones, etc. deben pasar a un segundo término, no deben ser obstáculo para aquellos.
Libertad y democracia son valores,derechos,principios o realidades que sí tienen que globalizarse.
Que los vientos de libertad también se lleven a la indiferencia o apatía, a las "razones de distancia" (geográfica o política), a los mortíferos y condenables "cálculos fríos" (de índole política, económica, etc.)que realizan los países más desarrollados del orbe,al conformismo, al derrotismo.
Cuando el ser humano hable de,defienda,promueva,desee, consolide o luche por una democracia realmente libertaria y eficaz, tiene que hacer todo ello pensando con dos cabezas; sintiendo con dos corazones y; poniéndose en dos pares de zapatos: los suyos y los de su prójimo.
Estos casos deben ser los "motores" que erradiquen, entre otras cosas, la peligrosa, criticable, perversa y cínica intención de algunos regímenes autoritarios y criminales consistente en equiparar o igualar -tramposa y cínicamente- soberanía nacional con impunidad.
Ya gran parte del mundo tiene una enorme cuenta pendiente con SUDÁN (DAFUR, guerra civil, genocidio); ya gran parte del mundo ha mostrado una dolorosísima y terrible indolencia hacia esa nación, como para que hoy agregue a su "deficit humanitario" el caso de Birmania (o Myanmar)
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Porque los caminos efectivos y legítimos a la utopía son diversos,no es la izquierda,son LAS IZQUIERDAS.Y éstas deben tener principios sin finales;convicciones mas no dogmas abominables;defender la equidad en la diversidad;fomentar el uso y no abuso de los recursos humanos y naturales;preferir a las aulas sobre las balas, a las ciencias y artes sobre los bancos y bolsas de valores.Las izquierdas deben seguir soñando no sin antes terminar las pesadillas actuales.
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