ACTEAL

Este 22 de diciembre se cumplieron 15 años del asesinato masivo en Acteal, Chiapas; del cruel y artero atentado mediante el cual gobiernos –federal y estatal- a través de 90 paramilitares terminaron con la vida de 45 indígenas tzoltiles (16 niños, 20 mujeres -7 de ellas embarazadas- y 9 hombres). Estas 45 víctimas pertenecían a la organización social denominada “Las abejas”, simpatizante o soporte del EZLN. Prácticamente todos los grupos paramilitares en Chiapas, los cuales están conformados por civiles o ex soldados y ex policías armados por los gobiernos en turno o por el PRI, están en contra del EZLN, tienen la misión de acabar o aterrorizar a las comunidades, pueblos o bases sociales pro zapatistas.

En un primer momento quisieron hacer pasar la matanza como un enfrentamiento armado y en igualitarias condiciones entre etnias o grupos indígenas. Falso. Las 45 personas asesinadas estaban rezando en la iglesia de su comunidad y, además, como se deduce de la edad y condición de embarazo previamente señalados o mencionados, la mayoría de ellas estaban en una situación de franca vulnerabilidad.

La matanza se desarrolló a lo largo de siete horas y a sólo 200 metros de un retén de policía. Una prueba más de complicidad gubernamental o de pasividad/negligencia criminales de parte de malas autoridades. Fueron detenidos alrededor de 100 individuos, finalmente 79 fueron encerrados y procesados por los hechos en cuestión.

Casi todos han salido en libertad a partir el 2009, vía amparo, evitando así cumplir sus penas de cárcel que iban de los 28 a 36 años. Si en poco tiempo quedan libres los que faltan, si ya no hay nadie en la cárcel con motivo de la matanza de Acteal, y se sigue alegando que son liberados porque la PGR les fabricó pruebas, eso indicará, triste e insultantemente, que una vez más sólo se usaron chivos expiatorios y que los verdaderos asesinos, los autores materiales de la masacre, siguen impunes y libres. Ya ni que decir de los autores intelectuales.

45 abejas inocentes cayeron masacradas en Acteal, Chiapas, bañando de sangre a su Madre Tierra y provocando que el zumbido de la impunidad y la represión nos sea todavía más molesto, presente, ruidoso, irritante.