LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

29 jun 2008

AL PAN PAN, AL VINO VINO, AL PETRÓLEO ¿PETRÓLEO?

Una de las tantas causas de la lamentable realidad mexicana, del mal nivel de vida en nuestro país es ese otro defecto cultural tan arraigado en tantos mexicanos: no hablarle a las cosas por sus nombres. Dicho defecto es una muestra más de la hipocresía, de la moralina, del miedo a un cambio para bien, del “acomodaticio trepador y zalamero”, de las “telarañas mentales” y/o de la culpabilidad religiogénesis que existe en o caracteriza a muchas personas. El mexicano es, entre otras cosas no presumibles, “el rey del eufemismo”. Eufemismos que le sirven para encubrir fechorías, delitos; para “sincerar” mentiras; para “calmar” su conciencia y no ensuciar los “castos oídos” de la sociedad; para aparentar que cimbran al sistema cuando, en realidad, sólo están consolidando el status quo; para, supuestamente, no herir los sentimientos o minimizar ideas de los demás, cuando, en verdad, estos les interesan muy poco o nada (en este caso, muchas expresiones “respetuosas”, políticamente correctas, eufemísticamente de societé son frases o palabras “hechas” que ocultan el desprecio o la lástima que se siente por el individuo a quien van dirigidas)

Es cierto que no siempre el eufemismo es algo criticable y un arma utilizada para lograr los objetivos arriba enunciados. Hay muchas situaciones o ámbitos en donde es prueba de ingenio y/o de cariño o, simplemente, es inocuo (por ejemplo, decirle pompis a las nalgas) Pero, en esferas o mundos como la cultura, la política, la comunicación social, etc. la utilización masiva y convenenciera del mismo, lo convierte en un vicio más made in Mexico. Ejemplos de esto último hay muchos, situaciones en las que florece ello, también. Ahora me centro, sólo un poco, en el debate de la llamada reforma “energética”, de la mal llamada, o ¿mejor dicho?, de la eufemísticamente llamada reforma energética.

Dicho intento de reforma no merece ese adjetivo por que, como bien sabemos, sólo se centra en el tema del petróleo. A la mayoría de los que intervinieron, intervienen o intervendrán en su concepción, discusión y desenlace, respectivamente, no les importan las denominadas energías renovables (eólica, solar, hidrológica, etc.), las cuales, como su nombre lo indica, cuentan con la ventaja de no ser, digamos, finitas y, además, no son contaminantes (o mucho menos que el “oro negro”).
Y esa reforma tampoco se enfoca en revolucionar todo lo que en nuestro país se encuentra relacionado con el petróleo. Los no ponderados promotores de la misma sólo desean que, mediante una modificación a la Constitución o a las leyes secundarias respectivas, se abran completamente las puertas a la voracidad de las empresas privadas petroleras (nacionales o extranjeras). Aunque afirmen lo contrario…o digan, eufemísticamente, que “vamos por el tesoro que es nuestro”.
¿Por qué no se realiza, de una buena vez, un cambio profundo a PEMEX en materia fiscal o presupuestal? (muchos sabemos que gran parte del presupuesto del país está “petrolizado”, que PEMEX es una “vaca sobreordeñada”, pero los “lecheros” ejecutivos y legislativos continúan su “orgía de crudo”)
¿Por qué no se termina con la impunidad y corruptelas de los caciques del sindicato de los trabajadores petroleros? ¿Será por que ese gremio ha resultado ser uno de los mejores “botines políticos”, uno de los “mejores” brazos de la cultura político clientelar?
¿Por qué se abandonó a su suerte al Instituto Mexicano del Petróleo? ¿Por qué, prácticamente, fue liquidado? ¿Será por que de ahí habrían salido muchos de los recursos humanos y materiales que, supuesta o realmente, hoy escasean o no existen; siendo esto uno de los principales argumentos de la necesidad de la reforma?

En otras palabras, la reforma que se propone (quien sabe la que finalmente tenga lugar) es limitada, mentirosa, maniquea y un pago de favores del que “haiga sido como haiga sido” despacha en Los Pinos. Por supuesto que, nuevamente, se trata de engañar, de decir que es en beneficio de todos los mexicanos, nos quieren dar petróleo con el dedo…O acaso otros y yo, sencillamente, estamos equivocados, paranoicos o somos unos ignorantes peleles del Peje o de otros “comunistas retrógrados”. A lo mejor esto último es la verdad, a lo mejor cuando exclaman que el petróleo ahora sí va a ser de todos los mexicanos, que hay un gran tesoro en el mar que nos pertenece y que sólo nos está esperando, lo hacen de manera tan eufemística que no entiendo; a lo mejor la culpa la tiene mi aversión o rechazo cuasi enfermizo a los eufemismos que han utilizado tantos malandrines…sí puede ser, ¿por qué no había pensado en eso? ¿Por qué no bien pensé?... Entonces, iré a “la casa de la risa” a agendar un encuentro con hora determinada con "el inspector de la choya" para tratar de curar mi simpatía inversa respecto a las realidades, verdades o aseveraciones “que traen velo”. Con su permiso.

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