LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

7 may 2009

PARA ACABAR CON LA QUE FUE PORCINA Y AHORA ES HUMANA IV



La influenza sobre actuada

Por MANOLA ALVAREZ SEPÚLVEDA


La epidemia de influenza humana ha servido para mostrar los grados de ineficiencia y manipulación de nuestras autoridades, tanto las federales como las estatales.

Cuando surgieron los primeros brotes de la enfermedad, las instituciones de salud (medio desmanteladas y medio privatizadas) no fueron capaces de detectarlos. Y como estaba en puerta la visita del superstar Barack Obama, “mejor ni moverle”, han de haber dicho.

La consultora estadounidense Veratec Corporation, especializada en biovigilancia, informó hace un mes de un caso de influenza humana en Perote, Veracruz. Lo reportó inmediatamente a la Organización Panamericana de la Salud y a la Organización Mundial de la Salud.

El director del Instituto Nacional de Vigilancia Sanitaria de Francia, declaró que “la epidemia de gripe humana circuló en México desde hace semanas y se detectó tardíamente, cuando llegaron los casos más graves y los decesos.”


El portavoz de Obama, Robert Gibbs, dijo que no le notificaron la existencia de una epidemia de gripe en México, y que uno de los integrantes de la comitiva regresó enfermo. Como ya comentamos, el director del Museo Nacional de Antropología, murió de “neumonía” a los pocos días de recibir al presidente de Estados Unidos, en una cena de gala.

Así que cuando ya no se pudo ocultar la existencia del malévolo virus, el Presidente decidió aprovecharlo para subir los bonos del partido en el poder, o sea su partido, con vista a las elecciones de diputados federales. Y empezó la sobreactuación.

El sábado 24 de abril, Felipe Calderón decretó, unilateralmente, un estado de excepción. Y con ello violó la Constitución General de la República, ya que no tuvo a bien solicitar al Congreso de la Unión su autorización, ni fijar una fecha límite para ejercer sus poderes extraordinarios.

El decreto presidencial contraviene el artículo 16 constitucional que establece la garantía de que nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimiento.

En el mencionado decreto autoriza a la Secretaría de Salud, la inspección de pasajeros que puedan ser portadores de gérmenes, así como de equipajes, medios de transporte, mercancías y otros objetos. Asimismo permite el ingreso a todo tipo de local o casa habitación para el cumplimiento de actividades dirigidas al control y combate de la epidemia. Y se otorgan facultades al gobierno para evitar las congregaciones de personas en cualquier lugar de reunión.

El artículo 29 constitucional señala que para poder suspender garantías, el Presidente de la República obligatoriamente debe contar con la aprobación del Congreso y que el estado de excepción tiene que ser por un tiempo limitado.

Considerando que lo puso en desventaja la imagen de un “Estado fallido” por el fracaso en la lucha contra el narcotráfico y la incapacidad de resolver la crisis económica, misma que, según Carstens, sólo sería un catarrito y se convirtió en una epidemia, Calderón encontró en el virus la oportunidad de lograr la mayoría en el Congreso; el número de diputados panistas que tanto necesita para que, sin tener que negociarlas, se aprueben sus iniciativas derechizantes. Decidió poner en práctica la teoría de Shock: cuando una sociedad tiene miedo, es más fácil de manipular.

Esa sensación de miedo extremo desplaza de toda lupa crítica los asuntos que antes le impactaban. Y hace que las personas se concentren en su entorno inmediato colocando como prioridad la conservación de la vida, la suya y la de su familia, para lo cual obedecen a las autoridades y rechazan todas las propuestas políticas que impliquen un riesgo.

Y así sin que hubiera necesidad –ya que según declaraciones de expertos la gripe porcina, ahora humana, es benigna–, sale un jefe de Estado a declarar en cadena nacional y con cara de pánico, que la gente se debe quedar en sus casas y que se suspenden todas las actividades. No porque habían aterrizado los marcianos, ni debido a que la existencia de una bomba nuclear que podría explotar, sino por una epidemia de gripe que no es letal y para la que existen medicamentos efectivos y suficientes. ¿Qué no hubiera sido bastante que el Secretario de Salud, explicara en qué consistía y cuáles eran los riesgos de contraerla, así como las medidas sanitarias que se deberían tomar para evitar su propagación?

La desproporción de las medidas adoptadas, llevó a la sociedad hasta la incredulidad y a especular en ambos sentidos: o era un invento del gobierno para distraernos de sus errores, o no nos querían decir que se trataba de algo así como una guerra biológica desatada por los norteamericanos o en su contra, o se quería apoyar a las productoras de medicamentos antivirales, cuyas ventas reportan ganancias estratosféricas a empresarios cercanos a la Casa Blanca.

Por su parte, nuestro flamante Secretario de Salud, el doctor Antonio Marín López, declaró en repetidas ocasiones (e hizo declarar al secretario de Gobernación y al gobernador) que Puebla estaba libre de influenza tipo “C”. Ese error causó la indignación y la burla de muchos que al seguir toda la información que se generó decían: “¡Y a nosotros qué carajos nos importa que no haya “C”, si la que está causando la epidemia es una variante de la influenza “A”, la H1N1!

Posteriormente, el doctor Marín dijo que se retiraría de todas las farmacias el Tamiflu, porque al tomarlo se destruían las defensas de los enfermos. Esto cuando en todo el mundo se está usando precisamente para combatir la influenza humana A H1N1. Además se recomienda su uso a quienes estén en situación de riesgo o en contacto con enfermos. Si quería tener credibilidad, el secretario debió haber dicho que la requisa era para no perder el control de los enfermos y que éstos tuvieran la necesidad de ir a las clínicas para curarse y así tener el control sanitario y la protección de sus familiares.

Bueno, pues el lunes pasado apareció súper Felipe para decir que las acciones enérgicas y atinadas que había implementado, ya habían controlado la epidemia. Agregó orondo que ya podíamos salir de nuestras prisiones urbanas, siempre y cuando sigamos las muchas recomendaciones higiénicas (curiosamente son las que nos decían nuestras mamás); que va a dar estímulos fiscales a las empresas, y que va a tratar de limpiar nuestro nombre en el mundo. También se enojó con los países que nos discriminan y se burlan de nosotros… tal vez por su sobreactuación.

Ahora sólo nos falta saber cuándo se acaba el Estado de excepción. Y esperar pacientes y confiados que los partidos políticos vigilen el uso electoral de este problema, a todas luces sobre dimensionado.

* Las negritas son mías.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario