LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

19 dic 2012

MASACRE EN CONNECTICUT

26 personas (20 infantes-12 niñas y 8 niños- y 6 adultos) fueron destruidas por la demencia de un individuo, sí, pero también por la esquizofrenia e histeria de una mayoría de la sociedad estadounidense. Una sociedad que vive con miedo, adicción a la violencia y gusto por frivolizar o volver un show prácticamente todo, hasta la vida misma. Muchos estadounidenses acopian más armas que alimentos, aprenden más a disparar que alguna ciencia, arte u oficio; llegan a considerar sagrado el derecho a portar o usar armas y no así el de no morir a causa de las mismas.

La mamá del asesino o autor de la masacre, Adam Lanza, era una mujer adinerada, por lo tanto podía contratar seguridad privada, y aún así tenía en su casa tres armas de considerable calibre, las cuales fueron utilizadas para terminar, artera y dolorosamente, la existencia en este mundo de 26 seres humanos. VICTORIA SOTO, maestra de primaria, una de las cruelmente asesinadas, fue también una heroína, merece reconocimiento y admiración. Evitó que hubiera más niños muertos al esconder en distintos sitios a sus alumnos.

El multihomicida, antes de dirigirse en auto a la primaria donde masacraría a cerca de 30 para luego suicidarse, también mató a su mamá, mínimo le disparó 4 veces a la cabeza. Por lo tanto, una simpatizante más de la segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos- la del uso y portación de armas- que muere por el ejercicio demencial o en pleno de la misma; el tiro por la culata o de cuando el deseo de defensa propia se convierte en auxilio mortal al atacante ajeno.

En Estados Unidos luego es más fácil conseguir o comprar armas que dulces, medicamentos o equipo deportivo. Las minorías o los de bajos ingresos las usan casi siempre para cometer delitos o presumir y los ricos para también presumir y “hacer deporte” con ellas (hay clubes de tiro, de cacería en distintas partes). México, nosotros, también ya hemos sufrido las consecuencias de esa abundancia de armas y gusto por la sangre estadounidenses; la operación “Rápido y Furioso”, mediante la cual se introdujo mucho más armamento al país, dándole todavía más instrumentos destructivos a los narcos, es la prueba de ello.

El uso y portación de armas, por lo general, en la mayoría de los países, están restringidos a los cuerpos policiacos o de seguridad y a los ejércitos; una de las razones detrás de ello es evitar un levantamiento popular o derrocamiento más o menos sencillo de los gobiernos en turno. En Estados Unidos, sus gobiernos, no se preocupan de un levantamiento o revolución armada, saben que tienen a muchos dormidos con la tele, el cine y la música –el show business pues-; a otros, incluyendo a varios izquierdistas y liberales- los tienen respetando y defendiendo, como si se tratara del derecho humano más fundamental, el uso de las armas y; sobre un tercer grupo sabe bien que el armamento sólo lo emplearán para herirse o matarse entre si. La industria de las armas de fuego, de las municiones y equipo bélico o de guerra, es una de las más poderosas e influyentes del vecino país del norte. Es una de las que más dinero ingresa anualmente y una de las que más delitos y/o fraudes electorales o de gobierno ha cometido. Por ello, mientras no se tomen en serio medidas radicales que afecten y castiguen a esa industria, que la regulen en verdad, masacres como la del pasado 14 de diciembre seguirán sucediendo.

Y no sólo se deben limitar las ventas de armas y municiones, poner más candados a las mismas y disminuir drásticamente su producción, distribución y uso o portación; se tiene que dotar de empleo, educación, ciencias y artes de calidad a mayores segmentos de la población. Así mismo, se debe evitar la propaganda o alabanza a las armas en los medios de comunicación.

La masacre tuvo lugar en Connecticut, estado al este de Nueva York, más específicamente en el poblado llamado Newton. Si bien recordamos Isaac Newton descubrió y enunció la fuerza de gravedad y una de las frases relacionadas con esa fuerza es que todo cae por su propio peso. Una vez más, de manera shockeante, ha caído el peso del manto, de la capa de seguridad y de primer mundo, de la etiqueta como país más civilizado, de los Estados Unidos. Una vez más, ellos, los estadounidenses, pero también nosotros, debemos tomar notar y aprender en serio de la gravedad de permitir que la violencia, en sus distintas formas e intensidades, se vuelva una de las dictadoras de un país; tenemos que despertar de ese dormir inquieto, sino, la realidad nos seguirá abriendo los ojos a punta de balazos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario