PAVIMENTACIÓN EN LA CIUDAD DE PUEBLA

Eduardo Rivera Pérez, actual alcalde o presidente municipal de Puebla Capital, prometió que en su primer año de gobierno conseguiría pavimentar o repavimentar 1000 calles. Muy lejos ha quedado de esa cifra, a pesar de que ha contado con el apoyo –económico y material- de su compinche de partido, el actual gobernador, Moreno Valle Rosas. No obstante manipular números y plazos al respecto, aún con todo y que hasta algunos baches cubiertos los contó como calles pavimentadas, Rivera Pérez no alcanzará la meta demagogicamente impuesta.

El gobierno estatal, no tanto por gusto o interés genuino en echarle la mano a Rivera, lo ha apoyado, ya que se ha dedicado a repavimentar, subrayo, repavimentar, distintas avenidas o bulevares de la capital poblana. Por lo tanto, nótese, en estos casos no se ha dotado de vialidades o calles no terrosas a colonias, barrios y juntas auxiliares que por años han esperado tenerlas. Simplemente se ha dado mantenimiento, “manitas de gato”, que en unos casos eran innecesarias, a avenidas grandes, vistosas; es decir, buscando la foto, el relumbrón, el dar la sensación de que se trabaja. Todas esas manitas de gato, o la mayoría de ellas, han resultado más bien "zarpazos de tigre", ya que han sido costosas así como, repito, muchas veces innecesarias y luego han resultado poco funcionales o útiles y poco duraderas. Igualmente, han provocado mucho tráfico vehicular, retrasos y pérdidas de tiempo y dinero.

Las administraciones, estatal y municipales; principalmente éstas últimas hablando de calles y vialidades, deberían centrarse en pavimentar y adecuar correctamente todas las vías de comunicación de las comunidades o colonias más pobres, aisladas u olvidadas, no seguir discriminándolas ni condenándolas a tener servicios y comunicaciones precarias, deficientes, que las atrasan y obstaculizan su desarrollo. Así mismo, no todo debe centrarse en el cemento, también se deben preservar y aumentar parques o centros comunitarios de recreación,convivencia,ejercicio y relajación; no debe volverse un dios al automóvil, se tiene también que atender a la bicicleta y a los peatones, lo cual traerá beneficios en combate a la contaminación y a la obesidad.

“Las molestias son temporales, los beneficios, permanentes” dicen comúnmente los letreros colocados en obras de construcción o mantenimiento de vías públicas, cuando se pavimenta o repavimentan calles. Tal pareciere que en nuestra ciudad, más últimamente, se ha aplicado al revés esa frase. Se debe dejar ello atrás; insisto, atender primero a las comunidades más aisladas, usar concreto de buena calidad y de gran durabilidad, fomentar el uso de otros medios de transporte o traslado y tapar tajantemente los baches de la corrupción.