LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

9 sept 2007

LAS LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA IV

LA TERCERA LEY FUNDAMENTAL (LEY DE ORO)

La Tercera Ley Fundamental presupone, aunque no lo enuncie explícitamente, que todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos. El lector perspicaz comprenderá fácilmente que estas cuatro categorías comprenden a las cuatro áreas H, I, M, E de la gráfica base (véase figura 1)

Si Ticio comete una acción y obtiene una pérdida, al mismo tiempo que procura un beneficio a Cayo, el signo de Ticio recaerá en el campo H: Ticio ha actuado como un incauto. Si Ticio realiza una acción de la que obtiene un beneficio, y al mismo tiempo procura un beneficio también para Cayo, el signo de Ticio recaerá en el área I: Ticio ha actuado inteligentemente. Si Ticio realiza una acción de la que obtiene un beneficio causando un perjuicio a Cayo, el punto de Ticio deberá situarse en el área M: Ticio ha actuado como un malvado. La estupidez corresponde al área E, y a todas las posiciones sobre el eje Y, por debajo del punto 0. La Tercera Ley Fundamental aclara explícitamente que:
Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

A la vista de esta Tercera Ley Fundamental, las personas racionales reaccionan instintivamente con escepticismo e incredulidad. El caso es que las personas razonables tienen dificultades para imaginar y comprender un comportamiento irracional. Pero dejémonos de teorías y veamos qué es lo que nos ocurre en la práctica en la vida diaria.
Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente, estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia, causándonos un perjuicio a nosotros: nos encontrábamos frente a un malvado. También podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción, cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto. Igualmente nos vienen a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos un provecho: se trataba de una persona inteligente. Tales casos ocurren continuamente. Pero si reflexionamos bien, habrá que admitir que no representan la totalidad de los acontecimientos que caracterizan nuestra vida diaria. Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación –o mejor dicho- sólo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.



DISTRIBUCIÓN DE LA FRECUENCIA

La mayor parte de las personas no actúa de un modo coherente. En determinadas circunstancias una persona actúa inteligentemente, y en otras circunstancias esta misma persona puede comportarse como una incauta. La única excepción importante a la regla la representan las personas estúpidas que, normalmente, muestran la máxima tendencia a una total coherencia en cualquier campo de actuación.

De esto no podemos deducir que solamente se pueda señalar en la gráfica la posición de los individuos estúpidos. Podemos calcular para cada persona su posición sobre el plano de la figura 1, tomando como base la media ponderada. Una persona inteligente alguna vez puede comportarse como una incauta, como puede también alguna vez adoptar una actitud malvada. Pero, puesto la persona en cuestión es fundamentalmente inteligente, la mayor parte de sus acciones tendrán la característica de la inteligencia, y su media ponderada se situará en el cuadrante 1 de la figura 1.

El hecho de que sea posible colocar en la gráfica a los individuos en vez de sus acciones, permite hacer algunas digresiones sobre la frecuencia de los malvados y de los estúpidos.

El malvado perfecto es aquel que con sus acciones causa a otro pérdidas equivalentes a sus ganancias. El tipo de malvado más ordinario es el ladrón. Una persona que roba 10,000 liras, sin causar daños posteriores, es un malvado perfecto: tú pierdes 10, 000 liras, él gana 10, 000 liras. En la gráfica, los malvados perfectos aparecerán sobre la diagonal de 45 grados que divide al área M en dos subáreas perfectamente simétricas (línea OM de la figura 2)

Sin embargo, los malvados perfectos son relativamente pocos. La línea OM divide al área M en las dos subáreas M1 y M2, y la gran mayoría de los malvados se sitúan en algún punto de estas dos subáreas.

Los malvados que ocupan el área M1, son aquellos que obtiene para sí ganancias mayores que las pérdidas que ocasionan a los demás. Todos los malvados que ocupan una posición en el área M1, son deshonestos y con un grado elevado de inteligencia, y cuanto más se acerca su posición a la parte derecha del eje de la X, tanto más dichos malvados participan de las características de la persona inteligente. Desgraciadamente, los individuos que ocupan una posición en el área M1 no son muy numerosos. La mayor parte de los malvados se sitúa en realidad en el área M2. Los malvados que se ubican en ésta área son individuos cuyas acciones les proporcionan beneficios inferiores a las pérdidas ocasionadas a los demás. Si alguien hace que te caigas y te rompas una pierna para quitarte 10, 000 liras, o te causa daños en el automóvil por un valor de 500, 000 liras para robarte una radio insignificante, por la que no va a obtener más de 30, 000, si alguien te dispara y te mata con el único objetivo de pasa una noche en Montecarlo en compañía de tu mujer, podemos estar seguros de que no se trata de un malvado “perfecto”. Aún utilizando sus parámetros para medir sus ganancias (pero usando los nuestros para medir nuestras pérdidas), este individuo se situará en el área M2, muy cerca del límite de la estupidez humana.

La distribución de la frecuencia de personas estúpidas es completamente diferente de la distribución de los malvados, de los inteligentes y de los incautos. Mientras que la mayoría de éstos se hallan esparcidos en el ámbito de su propia área, los estúpidos están concentrados, en su mayor parte, a lo largo del eje de la Y, por debajo del punto 0. La razón de esto es que la gran mayoría de personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas; en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen personas que, con sus inverosímiles acciones, no sólo causan daños a otras personas, sino también a sí mismas. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos, los cuales, siguiendo nuestro sistema de cálculo, aparecerán en cualquier punto del área E, a la izquierda del eje de la Y.



Figura 2

Continuará...

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