LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

24 mar 2007

EL NUEVO “SIGLO DE LAS LUCES”



(O, LO QUE ES LO MISMO, EL SIGLO DE LAS ENERGÍAS)


Para las tres habitantes más hermosas, admirables y valiosas de la "Ciudad Luz Mexicana": Nuevo Necaxa,Puebla.

El denominado sector energético (petróleo, gas, petroquímica básica y secundaria, así como la energía eléctrica) de la economía en cualquier país es, hoy en día, un área o conjunto de actividades de suma importancia y de prioritaria atención. Este carácter prioritario o estratégico se debe tanto a los diferentes usos que se les pueden dar a los recursos energéticos arriba mencionados, como a las distintas repercusiones que los mismos producen en diversos ámbitos de la vida en comunidad (político, económico, ambiental y social)

En México, nuestra Carta Magna establece claramente en su artículo 28, párrafo cuarto, el carácter ESTRATÉGICO (indispensable, valioso o principal) del sector en cuestión:
“No constituirán monopolios las funciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las siguientes áreas estratégicas: correos, telégrafos y radiotelegrafía, petróleo y los demás hidrocarburos; petroquímica básica; minerales radioactivos y generación de energía nuclear; electricidad y las actividades que expresamente señalan las leyes que expida el Congreso de la Unión. (…)”
Así mismo, el párrafo quinto del artículo antes señalado indica que: “el estado contará con los organismos y EMPRESAS que requiera para el eficaz manejo de las áreas estratégicas a su cargo y en las actividades de carácter prioritario donde, de acuerdo con las leyes, participe por sí o con los sectores social y privado”

No obstante lo expresado en los dos párrafos precedentes, tal parece que las más recientes administraciones o gobiernos federales (las correspondientes a los tres últimos sexenios, para ser más precisos) han “olvidado” o menospreciado la importancia que reviste ese sector de la economía nacional. Es decir, esos gobiernos han “contribuido” con sus acciones y políticas públicas, o con sus preocupantes omisiones (que en algunas ocasiones han resultado ser más perjudiciales), al lento, pero constante, deterioro de las empresas del estado u organismos descentralizados (PEMEX [Petróleos Mexicanos), CFE [Comisión Federal de Electricidad] y LyFC [Luz y Fuerza del Centro]) encargados de las actividades o recursos energéticos en comento. Deterioro éste que se ha visto reflejado no sólo en la calidad de los productos y servicios que obligatoriamente deben proporcionar las empresas aludidas, sino también en las condiciones presupuestales, materiales y laborales que existen actualmente intramuros de las mismas.

Todo lo que hasta aquí se ha comentado, viene a cuentas porque algunas autoridades, desde hace cierto tiempo, aprovechan diferentes momentos, sucesos o coyunturas para remarcar (muchas ocasiones de manera no exacta y/o injusta) el detrimento o la crisis en la cual, poco a poco, se han ido sumergiendo las instituciones que conforman el “corazón energético three pack” de nuestro pais. Considero que lo hacen de manera no exacta o injusta porque la mayoría de las veces sólo le atribuyen, o desean atribuirle, a los trabajadores o a los sindicatos del sector la responsabilidad absoluta de la situación problemática o díficil que se vive dentro del mismo. Ello lo hacen persiguiendo-creo yo- los siguientes objetivos: a) autoexculparse; b) desentenderse gravemente de sus obligaciones constitucionales y legales y; c) conseguir un mayor número de “razones” o excusas para reducir o eliminar-sin oposición o preocupación alguna- diversas prestaciones o derechos de índole laboral que poseen los trabajores (en activo o jubilados) del sector; especifícamente, en este caso, los trabajores o extrabajadores de la compañía de Luz y Fuerza del Centro. Sí, así es, esto último no es una suposición ociosa o carente de fundamentos, ya que uno de los momentos o de las coyunturas que más les sirve a esas autoridades para seguir buscando la consecución de los objetivos previamente planteados, tiene lugar cada dos años, cuando se lleva a cabo la revisión del contrato colectivo de trabajo de la Compañía Luz y Fuerza del Centro.

Esas revisiones contractuales progresivamente se han ido convirtiendo-para ellos, los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)- más en un “daca y daca” que en un toma y daca. Es decir, con mayor regularidad los trabajadores electricistas ceden los derechos o beneficios realmente valiosos que tienen (a cambio de nada, de muy poco o de algo incierto) o permiten, sin chistar, que se les imputen o achaquen todos las carencias, insuficiencias, rezagos o males que padece la antigua Lighting Power Company (hoy Compañía Luz y Fuerza del Centro)

Luego entonces,¡YA ES HORA DE LAS RESPONSABILIDADES! ¡NO MÁS SME USADO COMO “CHIVO EXPIATORIO ENERGÉTICO”. Cada uno de los actores del sector (trabajadores, legisladores, autoridades, etc.) deben asumir, de manera decidida, digna, equitativa, reflexiva y creativa, las responsabilidades que tengan y que tendrán respecto al tema.

Pienso que un buen primer paso, para emprender la “marcha” o el “rumbo” correcto en la materia, es realizar una convocatoria o invitación plural a los más connotados especialistas o conocedores del tema (ingenieros mecánicos-eléctricos, economistas, juristas, administradores de empresas, etc.), para que aporten, continúen aportando, analicen y -muy importante- ejecuten o apliquen soluciones (programas, planes de trabajo y medidas) certeras y sostenibles (soluciones éstas que podrán y tendrán que venir desde la academia, la sociedad civil, la base trabajadora, el poder legislativo y el poder ejecutivo)

Ahora bien, determinadas prácticas, dinámicas y decisiones que están adoptándose en el presente, y que representan un perjuicio para la Compañía (y, por eso mismo, un agregado al “circulo vicioso” que impera), no son, en verdad, altamente complejas o no necesitan medidas de largo plazo y de mucho sacrificio. En otras palabras, pueden terminarse o cambiarse (para bien) de forma relativamente fácil y no costosa; sólo se requiere mayor ingenio y voluntad por parte de todos.
O ¿realmente es aceptable, y/o seguirá siendo aceptable, que la Compañía sea obligada a vender barato el kilowatt-hora (kw/h) y a comprar caro dicho kw/h a la Comisión Federal de Electricidad?, ¿existe algúna ley u ordenamiento jurídico que mandate esa “obligación”? También me pregunto, ¿es válido que no se dén cuentas claras, o que no se utilizen para proyectos vitales, los recursos existentes dentro de algunos fondos pertenecientes a los trabajadores (como uno de ahorro constituido desde hace más de 60 años)?; ¿la fórmula de “no hay presupuesto” se volverá una eterna y condenatoria sentencia?; ¿la descapitalización de la empresa, no acelerará su liquidación? (ya que equivale a dejar sin alimento al que está muriendo de inanición) y; ¿no sería posible crear fuentes alternas de ahorro a partir de la eliminación de los puestos de confianza o superiores que, después de un honesto y profundo análisis, resulten ser innesarios u onerosos?
Son sólo cuestionamientos que esperan contestaciones oportunas, creíbles y adecuadas. Ni más ni menos.

Como ya lo mencioné, es la hora de las responsabilidades, no la hora de perpetuar irresponsabilidades o salidas fáciles. Tenemos que, como también ya lo propuse, usar nuestra creatividad en aras del bien de la mayoría (dado el valor o el papel que desempeñan, dentro de la economía de México, tanto la compañía como el sector en su conjunto); no tenemos que cerrarnos a las opciones (siempre y cuando éstas no dejen de ser eficientes y dignas) y; no podemos darnos el lujo de quedarnos, o “de que nos hagan quedarnos”, con una única y exclusiva solución al problema (o pseudo-solución en algunos casos, como lo han demostrado experiencias internacionales). O qué, los promotores de la privatización sin cortapisas del sector energético, ¿real y totalmente creen que la única solución viable a la problemática que padece dicho sector, es trasladerle al mercado la rectoría o conducción del mismo? La respuesta que se otorgue no debe ser producto de las vísceras o de los instintos, sino del cerebro y de las reflexiones; más si recordamos las lecciones que la historia nos proporciona (como sabia consejera que es):

¡Cuidado! No nos vaya a suceder lo mismo que le sucedió a nuestros antecesores en el caso de la compra-venta del estado de California. No vayan, nuevamente, a terminar de pagarnos “California” con nuestro propio oro; es decir, con el oro que se hallaba dentro de las mismísimas minas que se localizaban en ese territorio. En pocas palabras, evitemos que el refrán de “nadie sabe lo que tiene hasta lo que ve perdido” cobre otra vez vida, de manera contundentemente trágica, en nuestra nación.

Así mismo, no se debe soslayar que varias secciones de los sindicatos del sector en cuestión (es decir, secciones del SME y del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana [STPRM]), están encabezadas por personas nefastas, corruptas y convenencieras; personas éstas que son “apapachadas” y “aprovechadas” por algunas autoridades de su misma calaña y/o por los integrantes de los comités centrales o nacionales de la organización sindical (integrantes que muchas veces han sido sus maestros de fechorías. o, ¿acaso ya olvidamos a tipos nefandos como los Romero Deschamps, los Aldana, los Hernández Galicia, etc.?) Esos personajes se han enriquecido ilegal, ilegítima, brutal e impúdicamente a costillas (y a pulmones, estómagos, corazones y demás) de los trabajadores. Aunque muchos de estos también poseen una gran responsabilidad en el asunto porque lo han permitido y porque han tolerado marcadas prácticas antidemocráticas al interior de su gremio.
Si los sindicatos reciben las cuotas patronales (en este caso el Estado) y otras cantidades provenientes del erario, ¿entonces por qué sería injusto o criticable que las finanzas de los mismos pudieran ser revisadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) o por despachos independientes y honorables contratados para tales efectos?
Si muchos líderes sindicales se llenan la boca de grandilocuentes alabanzas a la “democracia”, al “poder del pueblo” al “pueblo”, a sus representados, a la “fuerza trabajadora”, a los “derechos cuasisagrados del proletariado”, etc., ¿entonces por qué no permiten que los trabajadores ejerzan -de manera auténtica, libre y plena- dos de sus principales derechos políticos: el de sufragio y el de asociación?; ¿sería condenable proponer que la llamada cláusula de exclusión sea eliminada definitivamente?; ¿sería condenable desear que la autoridad laboral, cuando otorgue (o no otorgue) la “toma de nota” a las agrupaciones de trabajadores (de cualquier ramo o giro), lo haga basada estrictamente en criterios legales y racionales; y no en “criterios políticos”? ; ¿sería reprobable considerar la idea de que los institutos estatales electorales ayudaran a organizar las elecciones de los órganos sindicales?


Finalmente, me gustaría recordarles que los páises más industrializados o desarrollados (por ejemplo, Francia, Canadá, Estados Unidos, China, Alemania e Inglaterra), así como los que se encuentran en vías de desarrollo y que han adquirido últimamente relevancia o “peso” en el mundo (por ejemplo, la India, Pakistán, Irán y Venezuela), han colocado dentro de su lista de prioridades al tema de la energía; ya sea eléctrica, nuclear, eólica, solar, hidrológica o la derivada del petróleo y demás hidrocarburos (es decir, le han dado prioridad tanto a las fuentes de energía “tradicionales” como-(y esto me parece sumamente importante) a las llamadas fuentes de energía alternas o alternativas, las cuales son renovables y menos contaminantes). Este hecho nos debe servir como una confirmación o ratificación de la trascendencia que poseen los recursos energéticos. El siglo xxi será-ya lo está siendo- una centuria en la que la competencia sin cuartel, que se dé entre naciones, tendrá como eje al sector energético. Ya no es tiempo de “la carrera por el espacio”, ahora será el tiempo de la “carrera por las energías”.

Es por eso que resulta un poco ilógico, por decir lo menos, que mientras en varias naciones se están abocando a construir, mantener, ampliar, conseguir más y mejorar sus instalaciones relacionadas con el ramo energético; en México, algunos grupos o individuos, parecieran estar más interesados en “desmantelar” todo el “aparato” o toda la infraestructura de esa clase ¡NO LO ACEPTEMOS!

La naturaleza, al igual que la historia, es muy sabia; es por ello que sería muy conveniente que los mexicanos nos estableciéramos como guía y meta (parafraseando a Albert Einstein) lo siguiente: “LAS EMPRESAS MEXICANAS DE LA ENERGÍA NI SE CREAN, NI MUCHO MENOS SE DESTRUYEN, SÓLO SE TRANSFORMAN (PARA EL BIEN DE LA MAYORÍA)”


Nota: El pasado 15 de marzo de 2007 se evitó que los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro se fueran a la huelga (estuvieron sólo a una hora de haber iniciado el paro de labores). La huelga se evitó porque las autoridades de la Compañía, en el marco de la revisión del contrato colectivo de trabajo, aceptaron concederle a los trabajadores, entre otras cosas, un aumento del 4.25% directo al salario.

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