LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

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9 nov 2015

PÚBLICOS Y COMUNITARIOS, MEDIOS HERMANOS EN LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA SOCIEDAD MEXICANA PARTE III

¡Extra! ¡Extra! ¡Medios comunitarios NO son el mal encarnado!

Durante largo tiempo los medios comunitarios fueron atacados, en el discurso y en los hechos, desde el gobierno o desde las corporaciones privadas mediáticas. Injustamente se les tachó de clandestinos; de promotores, encubridores, alabadores y ejecutores de delitos; de ser “focos” o voces de movimientos armados o guerrillas; provocando con todo ello que fueran mal vistos o condenados o, en el peor de los casos, perseguidos judicial y extralegalmente, así como asfixiados económica y normativamente hasta ser desaparecidos.

Aunque esas actitudes y acciones hacia los medios comunitarios se han eliminado o disminuido notablemente, todavía hoy en día se perciben y viven rezagos de las mismas, por lo que no puede considerarse un problema totalmente resuelto. Por ejemplo, en la reciente reforma de legislación secundaria en la materia, varios diputados y senadores - alentados y en contubernio con los peores intereses y prácticas de los medios comerciales – aprobaron una serie de cambios que mantienen los privilegios de Televisa y TV Azteca y que buscan impedir, lo mayormente posible, que dichos medios comunitarios (así como los públicos; he aquí una prueba más de la intensa cercanía o vinculación entre ambos grupos de medios) accedan a más ingresos o fuentes económicas que permitan sus adecuadas operación y subsistencia.

Por lo que se puede observar, esa aceptación de los medios comunitarios, por parte de los medios comerciales, es incompleta o hipócrita, y tiende a privilegiar, una vez más, el factor económico, ya que realmente no se desea abordar correctamente - sin distorsiones, medias verdades o ventajismos- un elemento tan importante para la existencia y sobrevivencia de los medios comunitarios como lo es el financiero o monetario.

Las distorsiones o media verdades del caso se dan cuando los empresarios mediáticos y sus voceros alegan que los medios sociales/comunitarios (al igual que los públicos), al poseer como una de sus características principales el “sin lucro” o no finalidad de obtener ganancias económicas por sus actividades, no deben tener autorizadas la publicidad, donación o cualquier otra forma de ingresos adicionales a su presupuesto público o constitutivo. En otras palabras, los medios comerciales de comunicación se olvidan, de manera conveniente e insultante, que para la operación eficaz de un medio también se debe contar con una cantidad adecuada de ingresos. ¿Acaso pensarán que sólo de aire vive y se mueve el hombre? Tal vez sí, ya que para ellos el aire ha resultado un formidable modo de vivir y un jugoso negocio, el cual no piensan ni quieren compartir en lo más mínimo. No quieren compartirlo ni competirlo a pesar de que, de inicio y como están las cosas actualmente, tienen una franca y amplia ventaja en la lucha por los patrocinios, publicidad y cobro de otros productos y servicios infocomunicacionales (1).

Tarde o temprano, una vez que los medios comunitarios/sociales obtengan los permisos aptos para tener diversas fuentes alternas de financiamiento, se escuchará de los medios comerciales que ello es desigual; contrario al espíritu de la libre y sana competencia (que no acostumbran practicar) y; que los coloca en una posición desventajosa, porque de esa manera ellos no tendrán tantas consideraciones y variedad de ingresos (legales y legítimos, porque de los ilegales y cínicos poseen en exceso). Esa argumentación tampoco tiene sustento porque los medios comunitarios, pertenecientes al sector de la comunicación menos desarrollado, y como elementos indispensables para una auténtica y positiva democratización de un país, deben ser protegidos, fortalecidos y promovidos intensamente desde los Estados y las sociedades civiles, teniendo derecho a ser destinatarios de apoyos/medidas/programas que son una especie de acciones afirmativas comunicacionales, o de trato diferenciado (mas no ventajoso), que hacen posibles su apertura, permanencia y competitividad.
Dicho trato diferenciado, positivo y compensatorio, hacia los medios comunitarios no es una invención o capricho, ni algo inútil o propio de una especie de revancha, sino producto de compromisos suscritos por el Estado mexicano y de las mejores prácticas, legislaciones y recomendaciones al respecto a nivel internacional.

Un ejemplo de eso último lo plasma pertinentemente en un artículo el abogado Jorge Fernando Negrete Pacheco, ex Subdirector General de Política Cultural del Canal 22 y actual Director General de la agencia consultora Mediatelecom Policy and Law, quien nos hace saber que la Organización de Estados Americanos (OEA) «(…) se manifestó porque “la regulación sobre radiodifusión debería formar parte de una política activa de inclusión social que tienda a la reducción de las desigualdades existentes en la población respecto del acceso a los medios de comunicación.”»

Fernando Negrete también nos hace saber lo que eso implica para la OEA: «“Esto exige que los Estados, al momento de regular la actividad de radiodifusión, tengan especialmente en consideración a grupos con dificultades para hacer efectivo dicho acceso.” (Estándares de libertad de expresión para una radiodifusión libre e incluyente, OEA 2010) (2).»

Por otro lado, considero que no es del todo correcto llamarles comunitarios a dichos medios, ya que el concepto puede llegar a ser impreciso o de una múltiple interpretación, englobándolos deficientemente y no contribuyendo a la materialización benéfica de sus ideales, misiones y visiones. Los medios públicos – y hasta los comerciales - también pueden ser considerados, en cierta forma, comunitarios, como pertenecientes o dirigidos a un grupo de personas o comunidad; amplia o nacional, en el caso de los primeros; limitada/discriminatoria o segmentada/específica, en el caso de los segundos.

Algo parecido acontece con los términos social y sociales. Las dos palabras implican o aluden a una sociedad; desarrollados dentro y para una sociedad, lo cual también aplicaría, bajo ciertos enfoques flexibles, a los medios públicos y privados. Por otra parte, también tenemos al concepto alternativo. Igualmente, no sería el más adecuado, ya que es sinónimo de opción u opcionales; en sentido estricto todos los medios de comunicación representan opciones o conforman un abanico de posibilidades para ejercer los derechos a la información y comunicación. Cuestión aparte es que algunos sean opciones mucho mejores que las que otros representan o que actualmente muchos sean opciones de baja calidad o poco seguidas.

En consecuencia, propongo que sean denominados medios comunicacionales de colectivos populares, ya que de esta manera se deja en claro que son para y de los diferentes sectores más significativos del pueblo, los que conforman y provienen del México profundo, de los de abajo. Al mismo tiempo, se subraya la forma más grupal y plural posible; socialista (sin tergiversación o estigmatización del término) y; solidaria de echar a andar, manejar, administrar y engrandecer a ese tipo de medios. Como bien sabemos, la operación, administración, manejo, visión y metas de los medios
comerciales no son de corte socialista ni solidario y son encargados sólo a unos cuantos. Por lo que respecta a los medios públicos; su administración, manejo y operación están íntimamente relacionados con instituciones o Poderes del Estado y comúnmente no dan prioridad a las visiones de las comunidades, pueblos y conglomerados originarios de la nación y/o más representativos de la identidad popular mexicana.

Defino a los medios comunicacionales de colectivos populares o comunitarios de comunicación como aquellos diversos soportes o plataformas de ideas, mensajes y contenidos - visuales, auditivos o audiovisuales - económicamente estables, sin ánimo de lucro e independientes en su gestión, cuyos fines principales son contribuir a mejorar la educación, cultura y democratización de una sociedad; formar y fortalecer identidades locales o grupales - solidarias y provechosas - que interactúen entre sí y dentro de una nación plural y; transmitir o consolidar valores éticos universales; en cuya creación, administración, planeación, operación, conservación y financiamiento (marcadamente mixto) participan de manera activa, preponderante y amplia los integrantes de las diferentes formas de organización de base del pueblo mexicano.


(1)Martín Becerra y Guillermo Mastrini, Los dueños de la palabra. Acceso, estructura y concentración de los medios en la América latina del siglo XXI (Buenos Aires: Prometeo Libros, 2008), 23-24. http://es.scribd.com/doc/131042867/Becerra-Martin-y-Guillermo-Mastrini-2009-Los-duenos-de-la-palabra-acceso-estructura-y-concentracion-de-los-medios-en-la-America-latina-del-siglo

Término creado por los periodistas, especialistas y autores argentinos mencionados y que sirve para hacer referencia a la actual convergencia o unión “híbrida” de los medios de comunicación (radio, diarios, televisión); las industrias culturales (editorial, fonográfica, cinematográfica); las telecomunicaciones (telefonía) y; el Internet.

(2) Jorge Fernando Negrete P., “Radiodifusores privados, gobierno y legisladores buscan asfixiar medios públicos y sociales” en Mediatelecom (sitio web), 08 de julio de 2014, consultado 17 de diciembre de 2014, http://www.mediatelecom.com.mx/index.php/agencia-informativa/colaboradores/item/68980-radiodifusores-privados-gobierno-y-legisladores-buscan-asfixiar-medios-publicos-y-sociales.html [Énfasis añadido].

CONTINÚA...

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