LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

14 oct 2007

11 DE SEPTIEMBRE, FECHA DOLOROSA PARA LOS AMERICANOS VIII



Día en que el “país-imperio” tembló;
Día en que el más reciente (y parece que no último) imperio del mundo tuvo justificado pavor;
Día en que inició un largo período que se caracterizaría por un miedo y una paranoia colectivos y constantes;
Día en que ese “imperio” (más bien democracia totalitaria y soberbia) bajó del “olimpo capitalista” y se dio cuenta que era tan humano (y vulnerable) como los demás;
Día que pudo haber sido resultado de un retorcido y criminal complot o de un “auto-complot” de idénticas características (en cualquiera de los dos casos “la pandilla de la Casa Blanca” tiene una enorme responsabilidad, ya que habría contribuido –con acciones u omisiones evitables- a la muerte de sus conciudadanos);
Día en que comenzó, no el round definitivo del Choque de las Civilizaciones, y sí el episodio más actual de la “Colisión de las Barbaries (fundamentalismos incluidos)”;
Día en que no se aniquiló o puso fin al maldito, ambicioso y sanguinario “Tío Sam” (al contrario, en varios aspectos le proporcionaron “razones” o “legitimidad”), sino a muchos de “sus sobrinos”, “sobrinos” estos (en su gran mayoría) que no participaron ni avalaron (es más, que ni conocieron en muchas ocasiones) los planes y actos condenables de su “Tío”, sobrinos algunos de estos que hasta también eran víctimas, “daños colaterales” o perjudicados de esos planes y actos, sobrinos algunos de estos que no mantenían ni querían mantener contacto alguno con su tío, sobrinos algunos de estos que -como es el caso de muchos otros países- son muy superiores, son mucho mejores, realizan una mejor vida que sus gobiernos, religiones, partidos, etc.;
Día en que tal vez disminuyó la soberbia del “Goliat de Occidente”, pero que también -por desgracia- surgió la furia del “coloso herido”, furia que la mayoría de las veces es más peligrosa y cruel, ya que ya no busca quien se la hizo, sino quien se la pague;
Día en que (así ha parecido) el derecho internacional y los derechos humanos universales se derrumbaron junto con las dos torres del WTC, dando paso a la “versión USA” del “derecho de gentes”;
Día en que las auténticas víctimas de Vietnam, Granada, Chile, Guatemala, Corea, Panamá, México, etc. no fueron vengadas ya que –como ya lo insinué- parte de los auténticos criminales, de los auténticos victimarios (del presente y del pasado) no fueron ni siquiera heridos (peor, algunos de ellos hasta fueron ensalzados, “legitimados en los hechos”, “reelegidos” o “salvados” –aunque sólo sea momentáneamente- por que sus trayectorias corruptas y corruptoras, perversas y cínicas, pasaron a la sombra que les proporcionaba el “gran evento”) Además, ¿Qué no decía el ejemplar Gandhi: “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”?;
Día en que el terrorismo “tradicional” o “ciudadano” asentó un tremendo golpe, dando “excusa” para que hiciera lo mismo –o más- el “terrorismo de Estado”;
Día en que la hipocresía, la conveniencia y el oportunismo (aderezados con locura y “vísceras”) tuvieron una oportunidad más para sentar sus reales (“Estados Unidos tiene todo el derecho del mundo, absoluto, para vengarse tal y como mejor le plazca”, “Se le debe dar un apoyo del cien por ciento a todos los actos que de aquí en adelante realice para logar ello, o para terminar con el terrorismo”, “Todas las condolencias y oraciones del mundo para los Estados Unidos” y frases similares; algunas de ellas pronunciadas por personas que con anterioridad sólo habían criticado o injuriado a todo lo relacionado con esa nación);
Día en que las criticables, peligrosas, atroces y “degeneradoras” insensibilidad gustosa y/o indiferencia (producto de “odios aprendidos”, de “dinámicas nacionales o grupales enseñadas o aceptadas”, de reflexiones precipitadas o de ausencias de éstas últimas), abundaron, o resurgieron, o “despertaron”, o se manifestaron riesgosamente, o –en el peor de los casos- se arraigaron y aumentaron, o –en el mejor de los casos- sólo fueron “ave de paso” en la mente y corazón de muchos de nosotros. Y es que, una vez ya bien meditado y “sentido”, ¿cómo puede causarte alegría y avalar sin cortapisas la muerte de mujeres, niños y hombres que “no la debían ni temían”?, ¿cómo puede causarte alegría que individuos muy parecidos a ti –más de lo que piensas- sean cobardemente destruidos o asesinados, mientras que los “Leviatán” (en sus distintas versiones) del mundo siguen tan campantes devorándose, repartiéndose y explotando a éste último?, ¿cómo puedes seguir sosteniendo –con palabras o actitudes- que existen víctimas de primera y de segunda o de tercera?, ¿cómo puedes seguir sosteniendo que auténtica gente buena (de cualquier parte del orbe y con la más variables características) en unos casos sí se “merece” morir a manos de los “extremos” y/o de la “malandrinocracia”, y en otros no?, ¿cómo puedes seguir sosteniendo que existe una especie de “terrorismo bueno” y otra de “terrorismo malo”?;
Día en que todos deberíamos habernos convertido en estadounidenses, pero sólo como paso previo o posterior (según sea el caso) a convertirnos en chilenos, españoles, guatemaltecos, mexicanos, afganos, iraquíes, vietnamitas, etc.;
Día pues en el que Gandhi nuevamente es muy oportuno si recordamos que él alguna vez expresó: ¿Qué diferencia hay para los muertos, los huérfanos y los refugiados que la loca destrucción venga bajo el nombre del totalitarismo o el sagrado nombre de la libertad y la democracia?

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