UN "OASIS"…
(O, LO QUE ES LO MISMO, ¡CONTRA EL alzheimer social!)
Resultó la ida a "La Profética". Si bien recuerdan, el sábado de la semana pasada se exhibió en ese lugar el documental de Alejandra Islas (a la izquierda en la foto),Los demonios del edén.
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Resultó ser un oasis dentro del penoso e irritante "desierto" (de oportunidades,de valores y de alegrías) en el que se ha convertido la vida diaria y/o pública de nuestro país,y no por el tema que se trata en el film,…por supuesto que no. Resultó serlo por el ambiente o la "vibra" que rodeó a la exhibición-observación del documental en cuestión. El ambiente que se respiró, que se "palpó" con los sentidos y la razón, durante aproximadamente dos horas (ya que el lugar empezó a llenarse aproximadamente a las 19 horas y la "primera función" terminó cerca de las 21 horas. Hubo dos exhibiciones por que algunas personas no lograron entrar), fue un ambiente caracterizado o "nutrido" sí, claro que sí, por profunda indignación, coraje, tristeza y náuseas; pero también por una empatía, solidaridad, orgullo y confianza o esperanza genuinos y loables.
Me explico un poco más. El recordar o rememorar los distintos eventos, "aristas", trasfondos y consecuencias de uno de los mayores escándalos político-social-éticos de todos los tiempos de nuestro país provocó entre los asistentes, indudablemente, un sentimiento de ira, el cual fue reforzado con una inmediata repugnancia o condena hacia los "villanos de la película" (que "héroes", que "preciosos" y que nada;…digamos el adjetivo que en verdad les queda a esos tipejos: HORROROSOS). Provocó un "reciclamiento" de las protestas, de las impugnaciones –legítimas y contundentes- que el año pasado se le hicieron al poder corrupto, al abuso del mismo, a la peor cara (o una de las peores) y "mejor" muestra de un sistema ya cínica y alarmantemente putrefacto. Una ira que encuentra su "levadura" (como si necesitara un extra para existir o para ser grande) en otra lamentable realidad de México, la impunidad (misma que, por desgracia, parece cernirse una vez más como ganadora, misma que parece que acompañará nuevamente a los malandrinócratas; a los de esta historia).
Lo anterior se experimenta debido a que el documental en turno es un compendio o cronología puntual de una conjura perversa que tiene o tuvo como víctimas a una imparcial y honesta impartición de justicia; a una auténtica independencia o autonomía entre poderes públicos; a la libertad de expresión; a un derecho a la información no distorsionado; a la verdad; a la dignidad; a la sensibilidad social; a la "humanidad común" que una vez expresó el escritor chileno Ariel Dorfman; a una ejemplar "moral laica" (o ética, para acabar pronto, dirían muchos) y; lo que es todavía más importante, a todo el preciado, sagrado y respetable ser de unas niñas, de unos niños y de una mujer.
Pero, no obstante lo que precede, también existió empatía, solidaridad, orgullo… por que todos los que ahí nos dimos cita (bueno, casi todos, no podemos contar a los espías del gobierno estatal) lo hicimos por que rotundamente nos negamos a aceptar que como "así son esas cosas", pues entonces "así deben seguir siendo". Nos convocó y unió de manera espiritualmente física el rechazo total a los victimarios o ejecutores de las agresiones cometidas en contra de las víctimas arriba mencionadas. Nos convocó y unió el querer otorgar –o seguir otorgando, en el caso de otros-, aunque sea sólo de esa manera y con esa intensidad que podría considerarse menor- nuestro apoyo, nuestro afecto, nuestra mucha o poca fortaleza a las víctimas. También hubo esperanza y orgullo por que es una de esas ocasiones o momentos en que diferentes condiciones o circunstancias se acomodan para que ratifiques, o no olvides con facilidad, que existen todavía muchas otras personas que también se preocupan y/o se molestan por las injusticias que rodean sus vidas; que también levantan la voz por decisiones o actos que a ti te hacen protestar; que también emiten dos tipos de sentencias o juicios que frecuentemente resultan ser los más poderosos: el de la historia y el popular; que también saben que lo deleznable y su falta de castigo sólo abren la puerta a iguales o peores realidades; que también buscan convencidamente –sin importar lo que cueste- mantenerse lo más lejano posible de "la transa y la prostitución" (Miguel Ríos y Nicho Hinojosa dixit). …
Un oasis también, entre otras razones, por que proporcionó un tiempo y un espacio gratamente vedado para la impúdica desvergüenza y corrupción de Mierdín y sus secuaces, las cuales se manifiestan abundantemente (bueno, en este momento no, por las campañas electorales) a través de múltiples anuncios espectaculares, anuncios en paradas de autobuses, pendones y gacetillas (electrónicas e impresas) con las que el "gober horroroso" ha saturado y contaminado (en más de un sentido) las distintas ciudades del estado (otro hecho que subraya el documental…¡300 millones de pesos para "lavar" su imagen!...Aggg! No cabe duda; Puebla, Veracruz y Oaxaca…el triángulo maldito prinosáurico)…
Dos escenas del documental que más me impactaron o "tocaron": 1) la referente a la marcha del repudio que tuvo lugar el mes de febrero del año pasado (por cierto, integrantes del Frente Cívico Poblano –los cuales también presenciaron el documental- ¿ya no hay nada por hacer? ¿El letargo ya será su regla de oro?) y 2) aquella que muestra como Lydia Cacho, algunas de sus colaboradoras y hasta su actual abogado, Xavier Olea, encienden una vela o una veladora de color amarillo antes de una audiencia o de empezar formalmente un día o de encarar un reto.
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Al final del documental, aplausos y tres valientes mujeres que se pasean con pancartas que contienen pancartas que todos suscribimos: "Sí a la libertad de expresión, No a la pederastia"; "No pederastas" y; "En Puebla las mujeres sí nos preocupamos por nuestros hijos" (las fotos las debo, una disculpa, la cámara ya no tenía batería).
Todavía se respira, se saborea –a pesar de todo- una sensación de hermandad, de renovada esperanza, de triunfo, de felicidad, de verdad… desafortunadamente, pronto tendremos que regresar a una realidad, a una realidad que, en este caso, no puedo aceptar que se diga que "supera" a la ficción…no, no puedo hacerlo, simplemente la vileza de aquella no lo permite…
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NOTAS O CRÓNICAS SOBRE EL TEMA:
http://www.jornada.unam.mx/2007/10/21/index.php?section=politica&article=014n1pol
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