LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

6 jun 2009

EL CENTRO NO SIEMPRE ES EL JUSTO MEDIO

Una de las diversas causas o razones del gran hastío, de la marcada desesperanza y/o del justificado y enorme desprecio para con todo lo que tenga que ver, suene o huela a "política, políticos y partidos políticos", que existen o se palpan entre un gran número de integrantes de la sociedad mexicana, es el hecho de que prácticamente todos esos partidos, todos esos institutos o entes colectivos políticos poseen plataformas, propuestas y agendas parlamentarias muy parecidas; así como prácticas viciadas o delincuenciales todavía más similares o, de plano, idénticas.

Es decir, muchas personas no encuentran atractivo votar por alguien o seguir a alguien; o se ven ampliamente tentados por los llamados masivos al voto nulo o por candidatos no registrados, debido a que consideran y sienten -no con pocos argumentos y razón- que muchos (otros aseveran que todos; no concuerdo con ello) de los partidos y de los candidatos proponen y defienden las mismas cosas (loables obviamente; aunque en la mayoría de los casos sólo sea de dientes para afuera...se puede decir que hemos llegado a una especie de decálogo de lo políticamente correcto, de lo electoralmente prudente y redituable: salud, seguridad, trabajo, educación y más democracia; así, asá y acullá y nada más) y; que muchos de ellos, ya en en el ejercicio del poder o de algún cargo, incurren en los mismos delitos, en las mismas faltas, en idénticos vicios, en indiferenciables soberbias.

Todo lo anterior es, por desgracia, muy cierto.Y, por lo tanto, cómo no estar desencantado si no se encuentran o visualizan verdaderas opciones, reales oportunidades de cambio para bien; cómo no verse inmerso en una profusa depresión política si todos los caminos parecen ser trazados con la misma pintura, en base al mismo plano y parecen dirigirse a idéntico destino: el despeñadero (claro, para nosotros, no para los futuros nuevos ricos de alumbramiento trienal o sexenal)

En este momento me enfocaré un poco más a lo relacionado con las propuestas de campaña y/o programas de acción legislativa y ejecutiva que enarbolan los partidos políticos. Además de que es verdad que la mayoría de los puntos que conforman a esas propuestas y a esos progamas no poseen elementos de fondo que los distingan, o sólo tienen pequeños e insignificantes matices, también lo es que un gran número de integrantes de la clase política (de larga o corta data) tienen miedo y/u optan sin mucha dificultad o enfado por seguir el guión ya establecido, por apegarse al script más efectivo en materia electoral, al ya aludido decálogo (que también podría denominarse El Consenso de la Clase Política o El Manual de Carreño para el que quiere hacer carrera -rápida y sumisamente- en la política). En otras palabras, muchos de los candidatos y partidos políticos, por el enorme temor a la pérdida de votos, se ciñen a discutir, debatir y airear sólo un determinado número de temas y; proponen como soluciones para estos una reducida lista de posibilidades que no alboroten el gallinero.Otras personas han decidido llamar esto "correrse al centro, todos quieren correrse al centro" o "la exacerbada disputa por el centro".

¡¡Caray!! es verdad que las posiciones radicales o extremistas son altamente nocivas o muy riesgosas, pero esa pelea encarnizada y sin mucha reflexión por ese punto ideológico tan cercano, en primer término, a la quimera y, en segundo lugar, a la condenable tibieza, es, como se trató de expresar desde el principio de esta "entrada", un generador negativo más de nuestra triste, irritante y apocalíptica situación política-social actual.
(Claro, todas estas líneas sólo tienen razón de ser, o un poco de ella, si nos ubicamos en un escenario en el cual auténticamente la mayoría de los participantes políticos conocen sus progamas ideológicos y creen en ellos; en un escenario en que la mayoría de los partidos e individuos que acceden al poder se preocupan por poner en práctica esos postulados y principios...Sí, sé que estamos hablando de México, pero, por favor, hagánme la concesión de suponer esto)

... Y a los que más se les puede y debe criticar esa actitud timorata y comodina, ese gusto por una especie de gemelización o clonación ideológica, son a los que se consideran de izquierda, a los que integran las opciones que dicen pertenecer a dicho espectro político-ideológico; entre otras razones, por que las izquierdas siempre tienen que estar en contra del pensamiento uniforme, de la homogenización de la sociedad y de alguien o de algo que no quiera cimbrar o molestar al status quo...Es que en verdad, luego pareciere que a varios que se dicen de izquierda, o que se ufanan de ello, o que lo pregonan sólo entre sus muy cercanos, les diera miedo o vergüenza manifestarlo sin cortapisas ante vastas audiencias o ante los medios de comunicación; demostrarlo poderosamente en su trajinar diario y/o en su gestión pública...Ya no más mujeres y hombres que firmen sus discursos, iniciativas de ley y planes con la izquierda y gobiernen o produzcan legislación con la derecha; ya no más mujeres y hombres que se proclamen de izquierda y que le tengan fobia o desprecio a tópicos como las sociedades de convivencia, el aborto, la despenalización de algunas drogas, mecanismos de democracia semidirecta, etc.

Alejandro Encinas, en una de sus columnas en El Universal, trajo a colación mucho de lo que precede, y lo hizo acertadamente. No por nada recordó oportunamente una de las frases del admirable hombre de izquierda Arnoldo Martínez Verdugo:

"El centro político es la gobernabilidad, mientras el centro ideológico es el pantano."


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